martes, 20 de mayo de 2008

DECÁLOGO PARA SER PLENAMENTE INFELIZ

1- Duerme poco. Y las comidas, según te gusten o no te engorden.
La salud no es lo bastante importante para prestarle atención. Lo que mola es lo que le apetece al cuerpo en cada momento. Y... seguir la “bulla de lo que hacen todos”; mola cantidad.

2 -Tampoco cuides tu mente.
Llegado el caso, dale vueltas a tu cabeza con lo que te preocupe, machácate el coco y los nervios, y aíslate del resto del mundo: consultar, o acudir a los educadores... da mucha pereza.

3- Obsesiónate con tu trabajo o tu estudio: es el centro de tu vida.
Olvida tus relaciones con los demás y enciérrate en tu cuarto. Es bárbara la disculpa de que hay mucho que estudiar, y funciona bien con los padres. Conseguirás ser un bicho raro, pero a lo mejor te puedes consolar con unas buenas notas... hasta que compruebes que incluso para el éxito profesional es fundamental el trato humano. Entonces será tarde.

4- No muestres interés por la lectura, los hobbys o las actividades culturales.
Eso es de pringadillos y lo tuyo es “a vivir que son dos días”.

5- Agóbiate todo lo que puedas cuando llegue la ocasión.
Reniega de los demás y maldice tu mala suerte si descubres que eres tú quien tienes que currarte tu personalidad y la adquisición de tus conocimientos; o sea, tu vida.

6- No te molestes en organizarte; ya irán viniendo las cosas.
Además ya se sabe que en los días de exámenes siempre va a faltar tiempo: la culpa es del sistema, y todos los demás somos sus víctimas.

7- Tampoco caigas en lo de esos que se hacen propósitos y proyectos;
nunca se cumplen. Lo mejor es dejarse llevar por los acontecimientos y nada de angustiarse con tomar decisiones y ser perseverante.

8- No te quieras a ti mismo.

Si al final las cosas te han salido mal, ponte delante del espejo e insúltate: lo que más se lleva es decir “es que yo soy un desastre” y “esta vida es una m...” Una vez culpabilizado, terminarás amargado y con tu autoestima por los suelos. A poco masoquista que seas, con eso hallarás consuelo.

9- Nunca olvides que la culpa es de los demás.
Es la vacuna para que a esta amargura sigan otras, sin que haya jamás solución. Los demás tendrían que ponerte en bandeja la salida fácil a tus trabajos, y no se mueven.

10- Obsesiónate con ser feliz a base de divertirte y continuos logros materiales.
Así te habrás evitado para siempre el exigirte crecer como persona que piensa, que ama y que toma decisiones según su ser racional. Te consolarás cuando estés plenamente persuadido de que tu vida joven es un asco, y la felicidad algo inalcanzable.
Autor Desconocido

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